Elena Garro tiene un estilo fabuloso y muy
particular. En esta ocasión, narra la vida de Mariana mientras vivía en Paris
atormentada y perseguida por un sistema opresor abanderado por su esposo. Así,
la chica que lleva mi nombre, es un reflejo de la escritora, que en esta novela
hace uso de su prosa poética y sencilla para construir una obra indispensable,
que se va a mis favoritos del 2017.
Partiendo de la primicia de que “nadie quiere
estar del lado de los fracasados”, Garro introduce elementos llenos de carácter
y personalidad, para hacer de Testimonios sobre Mariana una novela que con una
mirada retrospectiva, recoge elementos significativos de la vida del personaje
y, por ende, de la autora, que llevan una vida llena de sinsabores y paranoia y
que le permiten dividir a la obra en tres partes que se complementan anecdóticamente
para conformar una misma historia, contada a través de tres puntos de vista
totalmente distintos.
La primera parte se inmiscuye en el amor
desde el punto de vista masculino y pasional. Se trata de Adolfo Bioy Casares,
que en la novela se llama Vicente y es un playboy sudamericano casado, que se
enamora de Mariana incluso antes de conocerla. En medio de personajes
intelectuales, ella es vista como una figura rara y reprochable, porque no cree
que ellos sean dignos de su veneración, él entabla una relación desesperada que
nunca triunfó, pues ninguno de los dos tuvo el valor de revelarse contra el
destino y cayendo en cuenta que, para Vicente, Mariana siempre será una figura
desdibujada que espera salvar, aún cuando ella no necesite eso. En primera
persona con capítulos cargados de fuertes monólogos interiores e intimidades
profundas, Garro relata un pasaje lleno que encarna eso que llaman “amor”, a
través de un personaje masculino en la pluma de una mujer. Increíble.
Asombroso.
Ya para la segunda parte, coloca a Gabrielle
que representa la relación de amistad en la vida de Mariana, llena de matices.
Para Gabrielle, ella es una figura gris y triste, que yerra al no aceptarse a
las condiciones sociales que se le imponen. Así, cree que se ha quedado del
lado de los fracasados y la acompaña solo por el trabajo que su esposo,
Augusto, le ofrece. Sin embargo, estando dentro, se da cuenta de todas las
fechorías y perversidades que él echa en contra de ella y es testigo de todas
las persecuciones y limitaciones a las que se vio sometida, viendo cómo Mariana
se convirtió en una presencia que se esconde detrás de un hombre que la oprime
y que, a través de Gabrielle, le permite a la escritora abordar las peroratas
sociales y políticas que dominaron su vida. Así como Elena en la vida real.
Ya por último, habla del amor joven,
inexplicable y pasional de André, que era un burgués rico de París que desde
que conoció a Mariana, quedó prendado de ella. Su encanto, según, consiste en que
sea diferente a los demás y así, él le demuestra que “el amor salva de
cualquier pecado”, permitiéndole vivir a ella y a su hija, un día más.
En los tres discursos, los personajes tienen
una dimensión profunda de sus sentimientos, Vicente desde el sentimentalismo,
Gabrielle desde la oscuridad y André desde la pasión más pura. Para Elena Garro
el amor es la fuerza que subyace en toda lucha, aunque esta fracase, como en el
caso de Mariana, donde el corazón es la mayor arma dentro de una serie de
derrotas que, para algunos (y me incluyo) son tremendos triunfos.
Con un evidente tono
autobiográfico, Testimonios sobre Mariana es una novela que rescata a aquellas
atrapadas en su propia vida, que nos deja devastados ante la vejación, el
sufrimiento, la angustia y la humillación que vive la protagonista, con la que
no he podido, hasta la fecha, dejar de identificarme. Pensar en Mariana es
pensar en mi, porque más allá del nombre, es el reflejo de nuestra condición
femenina. Yo soy ella, tú eres ella. Todas somos ella, aunque nos cause
inquietud y desasosiego.
Mariana se presenta
como la perfecta anti-heroína y el eje de tres narradores que comparten una
visión y una relación particular con ella: buscan olvidarla y recordarla al
mismo tiempo. Cada testimonio subraya lo difícil de comprender al otro, a través
de técnicas narrativas que revelan el cacho y la confusión en la que ella vive
y lo mucho que les cuesta comprenderla, debatiéndose entre lo personal, lo común,
lo real y lo mágico, buscando resolver un enigma sin salida, pues su vida era
una presencia perturbadora y brillante que, incluso, después de desaparecer,
brilla y perturba por su ausencia.
En definitiva,
Testimonios sobre Mariana se ha convertido en uno de mis libros favoritos. Es
indispensable leerlo. Y capaz haya más de Mariana (yo) en él de lo que quiero
aceptar. Léanlo. Es impresionante.
Tu reseña es mil veces mejor que el prólogo horrendo de Emmanuel Carballo de la edición 2006 de editorial Porrúa.
ResponderEliminarEl prólogo de Carballo es majadero y desde luego envidioso desde que se refiere a menor ,se me hizo muy raro por qué realmente era muy amigo de helena no comprendí
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